sábado, 19 de enero de 2013

El Centro de las Cosas



“El centro de las cosas”

Curador: Guillermo Santamarina

Artistas: Colectivo Sector Reforma, Javier Cárdenas Tavizon, Santino Escatel y
Alejandro Fournier.

Exposición multidisciplinaria.

Galería Metropolitana (UAM)
Del 29 de Noviembre de 2012 al 16 de Marzo de 2013
De Lunes a Sábado de 10 a.m. a 6 p.m.
Medellín 28, entre Puebla y Sinaloa, col. Roma, México, DF



Él es un líquido, en el centro de las cosas…

La energía se desprende de elementos férvidos. Un chispa y un empeño. El
primer fruto de un golpe de convicción, de un empuje parecido al primer
ejercicio de un coito donde súbitamente muchos destellos convergen en un
mismo punto, y el viento parece cuchichear nuevas canciones de redención. La
marea, la última del día, aquella que bondadosamente entrega en la playa los
ahogados ojos de aquellos que intentaron cruzar la frontera. El viento, aquella
mano siempre abierta, que roba en la noche las palabras escritas en un papel
para entregarlas a un árbol. Y la electricidad, que en el invierno hablará del
amor para todos, y también de desamor: de la deriva de la bondad donde no se
escucha voz, pero si el eco que viene de la orilla del vivir en una ciudad difícil.

Recientemente, Rodrigo, joven artista que participó en la última cita de
ARTifariti en un heroico campo de refugiados en el Sahara, me compartía su
profunda experiencia de 10 días en ese poblado apenas suministrado por
servicios urbanos, y efectivamente, totalmente supeditado a las duras
condiciones del desierto. En los muchos detalles que destacó, a partir de mi
efusivamente curiosa entrevista sobre como viven ahí, inevitablemente
estuvieron implícitas las comparaciones con nuestra espesa realidad urbana.
La luz, el paso del tiempo, el ruido, el orden y el decorado de las habitaciones,
la seguridad en la calle, el civismo y la solidaridad del pueblo, o la
comunicación personal cotidiana, fueron algunas de las perspectivas que en el
cotejo fueron admitidas como vectores diametralmente contrarios a lo que
apodera la vida hoy en una ciudad. La mirada de Rodrigo regreso colmada de
estrellas, y yo me escuché más de tres veces rectificando el volumen de mi voz
estridente.

Sin proponerse cuestionar franca y categóricamente nuestro diario escenario
existencial, Javier Cardenas Tavizón, Santino Escatel, y Alejandro Fournier
(cabezas, manos y pies del intermitente proyecto colectivo Sector Reforma),
operan con sus particulares procesos creativos, y con el consecuente a su
proyecto conjunto. Lo hacen –por cierto, prodiga y velozmente- tanto en
singularidades vinculadas a ejercicio plástico (Javier rondando usualmente los

placeres de la pintura, Santino examinando caracteres de dimensión y
profundidad escultórica proyectados por la arquitectura arquetípica, o tensando
la maniobra iconográfica, que es lo que frecuenta Alejandro incluso cuando se
sube al papel de Joe from Wisconsin, su identidad rockera), como en la
identidad que presenta a tres agentes reactivos experimentando con
sustancias –químicas, físicas y discursivas- que se fusionan con otras, dando
lugar a transformaciones y experiencias híbridas que desafían perspectivas
convencionales sobre el orden urbano, y esas supuestas defensas que
solventa la institucionalidad. En efecto, disponiendo energía al tentaleado de
arquetipos, controvirtiendo chauvinismos, congestionando la dilucidación de
pedestales institucionales, y/o simplemente observando señales de accidentes
impredecibles en hipotéticas capacidades de carga sin defectos.

No llanamente manifestadas como alegorías de la condición urbana presente,
ni tampoco como símiles de la vulnerabilidad humana, las obras de estos tres
inquietos fluyen entre las impresiones dubitativas que provoca toda concreción
creativa en la condición histórica presente de nuestro planeta. En la premiosa
seguridad que acompaña a la asociación de virtud, de destreza, de confianza,
e incluso de festejo recurrente, paradójicamente servida por signos de inopia y
por emblema melancólico, pero reiteradamente, también favoreciendo el
despliegue de energía…por lo menos entre los muros de la Galería
Metropolitana.

El romanticismo es la energía en el centro de las cosas. Sus caracteres,
catalizadores, cuotas, quedan más fácilmente plasmados al dejar que la mirada
libremente no halle lo que quiera. Así es. Y se me ocurre ahora, que mañana
puede que sea otra historia, que sea éste el relato de un viaje interior y no la
explicación de lo que tres tenaces artistas jóvenes mexicanos conquistan y
comparten, y que esto es una infusión intravenosa que recorre los circuitos
nerviosos y celulares del que escribe, y a lo mejor, del que lea esto allá en el
maldito Sahara, llevándonos a un destino sin retorno poético

Guillermo Santamarina.










Registro de Acción "Horizonte Plano"
Alejandro Fournier
2012





"Voladores"
Escultura Mecánica/ Sonora
2012















 "Sombras que separan"
Alejandro Fournier
2012





"Comparto mi dolor"
Alejandro Fournier
2012




Video de Registro:



"Moment"
Serie Ta_patio V.Dll
óleo sobre Tela
Alejandro Fournier
2012



Video de Registro:
Ta_patio V.Dll:


Video "Moment", Joe From Wisconsin




"Polvo"
Alejandro Fournier
2012






"Múltiples ID´S"
Alejandro Fournier
2012



"La Memoria Continúa"
Alejandro Fournier
2012


Registro Video:














"El Centro de las Cosas"
Cerámica
Sector Reforma
2012









He is a liquid, in the center of things...

Energy is detached from fervid elements. A spark and a pledge. The first fruit
from a blow of conviction, from a push like a first sexual experience where
suddenly many sparkles converge at the same point, and the wind seems to
whisper new songs of redemption. The tide, the last of the day, one that kindly
delivers to the beach the drowned eyes of those who tried to cross the
border. The wind, the always open hand, that in the night, steals words written
on paper, to deliver onto a tree. And the electricity, that in winter will speak of
the love for all, and of disaffection: the drift of the kindness where there is not a
voice to listen to, but the echo that comes from the edge of living in a difficult
city.
Recently, Rodrigo, a young artist who participated in the recent session of
ARTifariti in a heroic field of refugees in the Sahara, shared with me his
profound 10 day experience in this population, barely serviced by urban utilities,

and completely subordinate to the harsh conditions of the desert. In the many
details he emphasized, during my effusively curious interview about how they
live, inevitably there were implicit comparisons with our own heavy urban
reality. The light, the passing of time, the noises, the decor of the rooms, the
safety of the streets, community values, the solidarity of the inhabitants, and
their routine personal communication, were some of the comparable
perspectives that, as vectors, were diametrically contrary to what empowers life
in a city today. Rodrigo’s gaze returned full of stars, and I heard myself on
more than one occasion lowering the volume of my shrill voice.
Without overtly intending to clearly and categorically question our daily
existential setting, Javier Cardenas Tavizón, Santino Escatel, and Alejandro
Fournier (the heads, hands and feet of the intermittent project collective Sector
Reform), operate within their particular creative processes, and within the
consequently joint project. They do it –certainly, quickly and lavishly - so much
in singularities linked to the practice of their art (Javier generally immersed in
the realm of painting, Santino examining characters of dimension and sculptural
depth projected by the architectural archetype, or straining the iconographic
maneuver, that is what frequents Alejandro’s work, even when taking on the
role of Joe from Wisconsin, his rock’n roll identity), just as within the identity that
presents three reactive agents experimenting with substances –chemical,
physical and discourse- fusing with others, providing space for transformations
and hybrid experiences that challenge conventional perspectives about urban
order, and those supposed defenses that are settled by institutionalism. In fact,
arranging energy of archetypes through trial, disputing chauvinisms, congesting
the enlightenment of institutional pedestals, and/or simply observing signs of
unpredictable accidents in hypothetical loads of capacity without defects.
Not overtly manifested as allegories of the present urban condition, nor as
similes of human vulnerability, the work of these three restless artists flows
between hesitant impressions that cause creative concreteness in the present
historic condition of our planet. In the urgent security that accompanies virtue,
dexterity, confidence, and even the recurrent feast, paradoxically served by
signs of poverty and melancholy, but also repeatedly favoring the dispersal of
energy…at least within the walls of the Metropolitan Gallery.
Romanticism is the energy in the center of things. Its characters, catalysts,
quotas, are more easily expressed upon allowing the gaze to freely not find
what it seeks. That’s how it is. It occurs to me now, that tomorrow may be a
different story, be it the story of an inner-voyage and not an explanation of what
three tenacious young Mexican artists conquer and share, or that this is an
intravenous transfusion that travels through the cells and nerves of one who
writes, and maybe, or of one who read this, there in the damned Sahara,
carrying us to a destiny without poetic return.

Guillermo Santamarina.




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